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Crónica de un
incendio.
Eran tres
horas, pero parecieron mil años al lado de Evelyn, disfrutando como milésimas
de segundo cada cruce de miradas, cada palabra compartida, cada momento en el
que ella ayudaba con plena nobleza a que resulta las respuestas que el muchacho
no comprendía y si así lo hiciese tampoco lo admitiría, simplemente por tener a
cambio de su muestra de ignorancia, un sorbo de aproximación de de su bella
compañera de banco.
Al sonar el
reloj y marcar la hora de partida, ella le sonrío y luego lo saludo besando su
mejilla lo cual en aquel momento fue comparable con un manjar divino y concebir
un instante único en el cual el cielo ya no parecía tan distante.
Pedro bajo
las escaleras aun en estado de hipnosis, para luego doblar por un pasillo y
alcanzar la puerta principal a trabes de la cual el sol del pleno día hacia
parecer que el haber conocido a la chica de sus sueños tuvo la consecuencia de
cambiar hasta el mismo clima.
Una vez
fuera se detuvo sobre el parque que separaba la puerta de salida del edificio
hasta el gran portón de rejas negras. Allí pensó en que debería hacer, tardo
algunos segundos para regresar de aquel paraíso terrenal, para encontrarse
nuevamente con la realidad y recordar que se había auto comprometido en buscar y
ofrecerle su ayuda a la chica que conoció durante la noche anterior.
Su ciudad a
comparación con otras aparentaba ser pequeña, pero aun así buscar a una persona
quien como ultimo deseo expreso su idea de permanecer y sobrevivir
anónimamente, claramente mostraba un desafío casi imposible para un muchacho común.
Quizás era
necesaria la ayuda de sus amigos en esto, pero aun así debía permanecer la
historia de la noche anterior oculta. En ese momento Pedro busco su bicicleta
del sitio donde anteriormente fue guardada, regreso al parque y camino
lentamente hasta debajo de uno de los árboles para así descansar y continuar
pensando una solución bajo la sombra de las ramas.
Los minutos
pasaban mientras el solo pensaba alguna forma de encontrarla, mientras el parque
poco a poco ya volvía a vaciarse de alumnos rezagados que salieron junto con el
tanto compañeros como así de otros cursos y el clima de soledad y paz que lo
rodeaba, colaboraba con el poco descanso que padeció durante la noche y la
brisa que hacia bailar las hojas por sobre su cabeza, comenzaban a causar
efectos en sus parpados, sintiéndolos con un peso particular y enroscando su
inconciente que lo seducía para llevarlo a un plano onírico de su ser.
El tiempo transcurría
y nuevamente sonaba la campana del colegio que a su vez, como un efecto automático,
llevaba a que el portero abra una vez más las puertas del colegio para así a
los pocos segundos dejar pasar una nueva marea de alumnos.
Este hecho
quito de su ser ele atado onírico y presto atención a quienes cruzaban el
parque hasta llegar al portón negro. En ese momento comprendió que no era
necesario hablar con todos sus amigos para así buscar una forma adecuada de
pedirles ayuda manteniendo el anonimato, sino que solo era uno de ellos quien podía
darle aquella solución tan anhelada.
Juan
caminaba disperso observando a quienes salían y lo rodeaban, esperando
encontrar alguna cara conocida, pero su cara se asimilaba más a la desilusión
que al acierto. En aquel instante desde algunos metros de distancia un silbido
llamo su atención, sonaba una melodía conocida, una que daba por seguro que
solo alguno de sus amigos podía llevarla a cabo.
Al volver a
fijarse en sus alrededores, esta vez, encontró debajo de un árbol lejano pero
aun en el parque a Pedro haciendo señas y silbando la melodía para llamar su
atención. Sorprendido por encontrarlo allí, se aproximo hacia condese
encontraba su amigo interesado por su extraño paradero.
-No
entiendo porque no me esperaste cerca de la entrada del colegio, ¿Eres el único
que salio antes que lo haga yo?- Curioso, agacho su cabeza por debajo del árbol
donde Pedro se encontraba sentado, pero aun no terminaba de decidirse en
sentarse junto a el.
-Eres el
primero que veo salir, aunque siendo sincero contigo, necesitaba preguntarte
algo-.
-Si tiene
que ver con los fugados, yo no se mucho mas de lo que te dijimos previamente
con el resto- Juan se aproximo y finalmente se agacho junto a su amigo bajo el árbol.
–Todo lo que se, son noticias que mi padre trae a casa desde la comisaría-.
El gesto de
fastidio invadió la cara de Pedro por un instante, pero aun así por dentro contó
algunos segundos como le había enseñado su madre para no fastidiarse y luego
suspiro para continuar con lo que realmente necesitaba saber en ese momento.
-¿Tu padre
desde la comisaría acaso no dijo nada sobre alguna chica desaparecida o sobre
una familia asesinada durante la noche de ayer? ¿No sabes de nada raro que haya
ocurrido cerca de aquí?-.
El gesto de
Juan ahora era de sorpresa y una pizca de intriga invadía sus pensamientos,
-¿Alguna familia asesinada?- el muchacho comenzaba a hacer memoria mientras repetía
en voz alta lo que le decían sus pensamientos.
-Por favor
amigo, necesito saberlo, no me preguntes porque, pero tengo que saber algo mas
sobre un hecho de esa magnitud-.
A las
suplicas de Pedro, el muchacho respondió con una sonrisa, ahora recordaba sobre
un hecho similar, pero le pareció una exageración de parte de su amigo aquel
pedido desesperado.
-No es
necesario ser hijo del comisario para saber sobre un hecho como el que me estas
mencionando, esta mañana estuvo en lengua de muchos, si es que buscas
información sobre La muerte de la familia Díaz, aunque nadie asegura que haya
sido un asesinato, los policías están
investigando sobre el hecho, pero la única certeza es que termino siendo
incendiada la mansión donde Vivian-.
-¿Pero como
es que nadie sabe si se trataba de un incendio provocado? ¿Dónde están los
testigos?-.
-¿Testigos?-
Se pregunto sorprendido Juan, con su típica tonalidad de superioridad, postura
que tomaba una vez que conocía mas que otras personas sobre algún hecho. –En el
incendio murieron los padres y su hija, no existen testigos con vida-.
Según Juan
todos habían muerto, ¿Pero entonces el estaba hablando de lo que ocurrió con la
chica que intenta salvar? ¿Acaso llego tarde a su búsqueda y ella también murió
esa noche? Era necesario averiguarlo, debía ir hacia la mansión incendiada en
su búsqueda, se prometió a si mismo salvarla.
-¿Tu padre
te menciono donde se encuentra la mansión? Necesito acercarme a ese lugar-
Pedro comenzó a pararse para partir en su bicicleta hacia la dirección que le
indique su amigo, pero aun al parecer no era el momento.
-Se debe
encontrar a no mas de diez cuadras de aquí, pero me sorprende que me hagas
tantas preguntas, la verdad no entiendo que te esta pasando, pero si quieres
mas información o la dirección concreta del lugar, porque no te fijas en el periódico
que llevas en tu mochila desde esta mañana-.
Pedro se
paralizo por un instante, llevaba las respuestas que necesitaba dentro de su
propia mochila, dentro del periódico que perdió por unos segundos y que Evelyn
le devolvió hacia pocas horas, pero nunca fue capaz de darse cuenta de aquello.
Juan se
puso de pie una vez mas y miro a su amigo preocupado por su aspecto, -Amigo no
se que te esta ocurriendo, pero te recomiendo que regreses a tu casa y
descanses, te vez distraído y algo paranoico, lo siento pero yo tengo que
regresar a mi casa-.
El muchacho
todo el hombro de pedro en señal de despedida y volvió a mirarlo con aspecto de
tener una enfermedad grave, luego estiro sus piernas y comenzó a alejarse poco
a poco del árbol donde se ocultaba el aun paralizado Pedro.
Pasaron los
minutos y aun el muchacho permanecía en estado de hosca su alrededor el
silencio preponderaba en el parque, mientras la soledad en la que se encontraba
lo hacia entrar poco a poco en razón para regresar de sus profundos
pensamientos y ser uno con la realidad una vez mas.
Pedro volvió
a sentarse bajo la sombra del árbol que movía sus ramas de un lado al otro por
las grandes ráfagas de viento, consecuencia de la lluvia distante que solo se reconocía
en la humedad de la tierra. Una vez allí abrió su mochila y se reencontró con
el periódico el cual sobresalía de esta por su tamaño mayor.
Reviso su
portada de punta a punta y bajo la imagen principal, en un breve comentario se
recordaba el incendio de la mansión Díaz.
“la mansión de la
familia Díaz sucumbió tras un inmenso incendio que no dejo sobrevivientes.
¿Accidente casual o incidente provocado? (ver pagina diez).”
Pedro sabia
que tenía las respuestas en sus manos, era solo una sensación, una corazonada
que aumentaba las pulsaciones y llenaba de adrenalina su ser. Luego levanto su
mirada hasta fijarla sobre la foto principal del diario, la cual mostraba una
enorme mansión rodeada de un paredón completamente en llamas, desde el pasillo
de entrada hasta la ultima habitación del piso superior.
Esta imagen
erizo su piel y en aquel momento, instantáneamente cruzaron por su mente
imágenes del sueño, del pasillo, de la lluvia, de su cuerpo lastimado en la
oscuridad y de los ojos color miel que lo esperaban al otro lado. Solo parecían
pantallazas sin conexión con el lugar donde se hallaba físicamente rodeado de árboles
y en la plenitud del sol, pero aun así las imágenes del sueño eran muy vivas,
mucho más que la misma realidad.
Una vez mas
tubo que volver en si mismo para despejarse de su estado onírico y comenzar a
buscar la pagina indicada en el periódico. Llego finalmente a la décima y mas allá
de la importancia de su titular, encontró una nueva pista que paralizo los
latidos de su corazón. Llegando al final del articulo, en una pequeña imagen,
se podía ver a la familia Díaz unida y sonriendo para un retrato, tanto madre y
padre, como así también la hija, una joven colorada de estatura y bella figura,
acompañada por un vestido plateado que brillaba aun en aquella fotografía
impresa en pésima calidad por el periódico local.
Ya no le
quedaban dudas, se trataba de su familia, pero si no hubo ningún sobreviviente
a aquel incendio, ¿Entonces porque el la encontró huyendo de aquellos mafiosos
durante la noche, desarreglada, golpeada y temerosa?
Una lagrima
cayo lentamente por su mejilla, por un segundo el muchacho pensó lo peor y al
instante fue enorme el nudo que atosigo su garganta, mientras un mal estar lo
envolvió en una pena de la que era participe el enfado consigo mismo por no
ayudarla cuando era debido.
El muchacho
refregó sus ojos y continuo observando el periódico, por mas que a simple vista
ya este todo dicho, era necesario entender, al menos desde el punto de vista
del periódico local, que fue lo sucedido la noche anterior y el motivo por el
cual también la chica colorada perdió su vida en aquel sitio.
Presto suma
atención a cada palabra que estaba próximo a leer, era necesario encontrar
respuestas, por lo que su lectura seria atenta y amplia, comenzando por su
titular.
“Sospechoso incendio en la mansión de la familia Díaz.
La familia Díaz falleció
tras sufrir un incendio, fuentes cercanas al periódico afirman que este pudo
haber sido premeditado. Aquí los sospechosos y la crómico de lo ocurrido.
Durante la noche, una repentina explosión
llamo la atención de bomberos, policías y periodistas de la ciudad, se trataba
de la mansión de una de las familias mas apoderadas de la zona, pero que sin embargo
los vecinos los consideraban personas amables y con quienes se podía tener un
buen trato en las pocas ocasiones que era posible cruzarse con alguno de ellos.
Los habitantes estables de esta mansión
eran el núcleo familiar (Madre, Padre e Hija) junto con el cocinero quien tenia
una modesta habitación en un cuarto que solo llevaba a la cocina, quitándole
contacto afectivo con quienes le otorgaban su trabajo.
Como podrán ver en la imagen a
continuación, el señor Díaz, un empresario quien según los vecinos pasaba muy
poco tiempo en su hogar, fue el primero en percatarse de la explosión y así
mismo el primero en fallecer por intentar solucionarlo. En cuanto a la madre,
una ama de casa, deportista y bien cuidada, solo se tienen registros de que jamás
despertó, al igual que su hija, Jessica Díaz, un jovencita quien recientemente había
terminado sus estudios secundarios y estaba a punto de enfrentarse a la vida
adulta, vida que le fue quitada tras esta explosión.
Los agentes policiales informaron
que el evento ocurrió en plena media noche, acompañado por una inminente
tormenta, la cual agradecieron los bomberos, pero que aun así no fue suficiente
para salvar la vida de estas personas. El informe asegura que los cuerpos se
encuentran irreconocibles pero que por la cantidad de integrantes encontrados,
se trata del núcleo familiar. En cuanto
al cocinero, comentan los vecinos que aun no había regresado de sus cortas
vacaciones concedidas por la familia.
El comisario junto al jefe de
bomberos informaron que se trato de una fuga de gas, proveniente de la zona
cercana a la cocina, la cual genero la explosión que no podía ya ser detenida
por la familia Díaz ya que la fuga de gas alcanzo la mansión en su plenitud
llevando esto a una muerte instantánea.
Los investigadores mientras tanto, manejarían
una hipótesis la cual nos muestra que esta explosión a causa de la fuga de gas,
no seria del todo casual, sino que esta podría estar causada por alguien que pretendía
hacerle daño al señor Díaz o a cualquier otro integrante de la familia.
Entre estas hipótesis que se manejan
los vecinos pueden dar referencias sobre el sospechoso que lidera esta lista de
posibles causantes, quien para muchos puede llegar a tratarse del cocinero de
la familia.
La principal causa de sospecha tiene
que ver con que este sujeto debió haber regresado durante el día de ayer a la mansión
y sin embargo no se encuentra entre las victimas ni tampoco se presento a
atestiguar sobre lo ocurrido. Tras esto, fue llamado a declarar y el cocinero
actualmente se encuentra desaparecido y con pedido de captura nacional.
Vecinos aseguran que en el último
tiempo, la relación entre el cocinero y el señor Díaz no era la mejor. Las
pocas libertades en su trabajo y los escasos días de vacaciones que le fueron
concedidos llevaron a que públicamente diga la desafortunada frase –Haría lo
posible para que este hombre deje de existir si Meuse necesario-.
Luego de saber esto, la justicia pidió
su captura como principal sospechoso de los hechos, sin embargo la
investigación recién comienza y el caso puede extenderse por muchos años hasta
tener un culpable, pero mas allá de esto, una familia murió en un incendio y es
un hecho que se recordara por siempre en la memoria de los vecinos de esta
ciudad.”
Pedro quedo
perplejo luego de leer el informe del periódico, observo durante largos minutos
la fotografía con la cara de la joven colorada, ella murió en el incendio, pero
sin embargo ninguno de los hechos descriptos en el periódico tenia coincidencia
con lo que ella misma le confío la noche anterior. Era evidente que algo mas se
ocultaba detrás de aquel incendio, pero así mismo también era imposible
comprender con seguridad porque ambas versiones eran tan distintas entre si.
Nuevamente
un nudo se apoderaba de su ser. Esta vez cambio el ángulo de su vista y
prefirió observar la imagen principal, donde se mostraba la mansión en pleno
incendio, observo lo descripto debajo de la imagen y automáticamente la decisión
fue unánime en su interior.
“incendio, a plena
medianoche, en la mansión Díaz (avenada de los santos 3040)”
Leer
aquello en el momento justo era una señal, para comprender por completo la
historia, debía ir hasta la mansión y buscar respuestas por si mismo. La misma
muchacha se lo había advertido la noche anterior, no tenia que confiar en los policías,
la mafia controlaba sus movimientos y cualquier crimen seria enterrado para que
nadie sepa de su existencia. Si realmente quería encontrar respuestas, debería
hacerlo por si mismo.
Pedro
suspiro e instantáneamente junto fuerzas para recoger rápidamente su bicicleta
y dirigirse hacia aquella dirección, mientras por su cabeza solo pasaban
imágenes, recuerdos de la noche anterior, del rostro de la joven colorada al
irse corriendo doblando la esquina de su casa, de fragmentos leídos en el periódico
recientemente, pero sobre todo recordando una y otra vez la dirección de la mansión,
siendo esta su misión inalterable.
Luego de
siete cuadras doblo a la izquierda llegando a la avenida de los santos. Una vez
sobre esta, aumento su velocidad esquivando otros vehículos que la transitaban
rumbo a la siguiente ciudad, mientras tanto el muchacho solo pretendía en su
mente encontrar la numeración correcta para entrar allí y acabar con el
misterio de la muerte de la colorada.
Pasaron
aproximadamente diez cuadras cuando al fin llego a su destino. Era inmenso el
paredón que rodeaba la manzana que pertenecía en plenitud a la mansión, el aire
aun podía recordar el humo del incendio ocurrido tiempo atrás, mientras tras
largas vallas, los vehículos policiales aun hacían guardia en el pasillo de
entrada.
El muchacho
doblo a su izquierda y rodeo la zona. Estaba llegando el mediodía lo cual era
un importante dato al momento de entender el escaso movimiento policial. Sin embargo
los patrulleros seguían vigilando sobre la entrada y no era momento de
arriesgarse, es por esto que aseguro su bicicleta sobre uno de los postes de
luz que apuntaban sobre la calle que pasaba por detrás de la mansión.
Luego empujo
un contenedor de basura hasta pegarlo a la pared y con este se ayudo para
llegar a lo más alto y así observar el panorama el gran parque que rodeaba la mansión,
la cual se hallaba centrada sobre la manzana que esta ocupaba. Al comprender la
distancia calculada decidió juntar fuerzas y lanzar su cuerpo hacia el interior
del terreno llegando a recibir un fuerte golpe tras su caída de forma violenta.
Una vez
dentro, se encontró con un jardín de un cuidado verde aunque era notable una
densa humedad al igual que el humo que permanecía y ahogaba a cualquiera que se
acercase. Ya de pie comenzó a rodear el perímetro y buscar una entrada
conveniente que lo lleve hasta la sala principal y decidió sin meditarlo
previamente adentrarse por uno de los marcos donde anteriormente se debía posar
la ventana correspondiente.
El sitio
era oscuro y a trabes de una habitación se dirigió hacia la entrada, para pasar
por un pasillo que lo dirigía a un ambiente más amplio. Las paredes se
encontraban negras aumentando el clima de oscuridad y el olor a humo se
multiplicaba adjuntándose con una particular sensación a muerte que lo rodeaba.
Pedro llego
hasta la sala principal, tan oscura y escalofriante así como amplia. Al cruzar
la puerta principal se podía ver una gran sala con tres grandes atractivos, por
delante una enorme escalera, ahora rodeada de una cinta con la etiqueta de
“peligro de derrumbe” a sus dos lados un enorme pasillo por la derecha y por la
siquiera tres puertas en diversas posiciones, una dirigía hacia el patio, pero
esta estaba sellada y clausurada con maderas, la segunda hacia la sala comedor
y la tercera hacia una vistosa cocina. Pero Pedro centro su mirada en la
escalera y se acerco hacia ella.
La
sensación a muerte seguía retorciendo de angustia a Pedro, pero el muchacho
solo se mantuvo de pie observando cada rincón de la casa desde el centro de la
sala. En ese momento lentamente unos pasos se acercaron a el seguidos de una
voz cuestionándolo. -¿Qué haces acá?-.
La voz le
resulto familiar, se trataba de la colorada, quien tenia aun peor aspecto que
la noche anterior y se notaba a la distancia que cayeron lagrimas de sus
mejillas por largo tiempo.
-Estas
viva, sabia que te podía encontrar, quiero ayudarte, sea lo que sea a lo que haya
que enfrentarse-.
-Te
necesitaba por la noche y no me quisiste acompañar, ya es tarde, no quiero que
te quedes aquí, quiero estar sola, mataron a mis padres y nadie va a poder
quitarme ese dolor-.
-Por favor
quiero que me perdones y que sepas que no te voy a dejar sola en esta
situación. Pensé mucho lo que sucedió por la noche y pensé mucho en mi actitud,
te prometo que nunca te voy a dejar sola- Pedro se acerco lentamente a Yessica,
mientras ambos solo se observaron a los ojos y en ese momento la sensación a
muerte se esfumo para dejar un sorbo de vida y esperanza.
Ambos
quedaron de pie frente a la escalera y Pedro sostuvo las manos temblorosas de
Yessica sin quitarle la mirada de sus ojos, intentando expresarle confianza a
la joven desconsolada. La colorada rompió una vez mas en llanto y sin decir
nada abrazo a quien la acompañaba. La confianza había sido bien aceptada pero
el dolor que ella expresaba aun era impagable.
Al alejarse
unos centímetros de el, volvió a mirarlo a los ojos, ya no mostraba ser la
chica ruda y fría con la que se había encontrado la noche anterior, en cambio
ella ahora mostraba lo mas profundo de sus sentimientos, aun abrazada a su
espalda, aun mirándolo a los ojos pero esta vez acercándose lentamente hacia el
rostro del muchacho quien la miraba paralizado.
Pero el ambiente
y la burbuja que los rodeaba alejándolos del resto del mundo explotaron. El
olor a humo volvía a sentirse, la sensación de muerte también y mucho mas que
antes, porque ahora junto a esto, varios pasos se acercaban hacia ellos.
Tres
hombres de traje los rodeaban sin dejarles alguna salida posible mientras el trío
apuntaba con sus armas de fuego letales hacia los dos jóvenes que perplejos los
miraban temblorosos sosteniendo con fuerza sus manos, allí en el pie de las
escaleras de la mansión del crimen, lejos de toda ayuda posible.