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domingo, 17 de marzo de 2013

03- Cronica de un incendio.


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Crónica de un incendio.

Eran tres horas, pero parecieron mil años al lado de Evelyn, disfrutando como milésimas de segundo cada cruce de miradas, cada palabra compartida, cada momento en el que ella ayudaba con plena nobleza a que resulta las respuestas que el muchacho no comprendía y si así lo hiciese tampoco lo admitiría, simplemente por tener a cambio de su muestra de ignorancia, un sorbo de aproximación de de su bella compañera de banco.

Al sonar el reloj y marcar la hora de partida, ella le sonrío y luego lo saludo besando su mejilla lo cual en aquel momento fue comparable con un manjar divino y concebir un instante único en el cual el cielo ya no parecía tan distante.

Pedro bajo las escaleras aun en estado de hipnosis, para luego doblar por un pasillo y alcanzar la puerta principal a trabes de la cual el sol del pleno día hacia parecer que el haber conocido a la chica de sus sueños tuvo la consecuencia de cambiar hasta el mismo clima.

Una vez fuera se detuvo sobre el parque que separaba la puerta de salida del edificio hasta el gran portón de rejas negras. Allí pensó en que debería hacer, tardo algunos segundos para regresar de aquel paraíso terrenal, para encontrarse nuevamente con la realidad y recordar que se había auto comprometido en buscar y ofrecerle su ayuda a la chica que conoció durante la noche anterior.

Su ciudad a comparación con otras aparentaba ser pequeña, pero aun así buscar a una persona quien como ultimo deseo expreso su idea de permanecer y sobrevivir anónimamente, claramente mostraba un desafío casi imposible para un muchacho común.

Quizás era necesaria la ayuda de sus amigos en esto, pero aun así debía permanecer la historia de la noche anterior oculta. En ese momento Pedro busco su bicicleta del sitio donde anteriormente fue guardada, regreso al parque y camino lentamente hasta debajo de uno de los árboles para así descansar y continuar pensando una solución bajo la sombra de las ramas.

Los minutos pasaban mientras el solo pensaba alguna forma de encontrarla, mientras el parque poco a poco ya volvía a vaciarse de alumnos rezagados que salieron junto con el tanto compañeros como así de otros cursos y el clima de soledad y paz que lo rodeaba, colaboraba con el poco descanso que padeció durante la noche y la brisa que hacia bailar las hojas por sobre su cabeza, comenzaban a causar efectos en sus parpados, sintiéndolos con un peso particular y enroscando su inconciente que lo seducía para llevarlo a un plano onírico de su ser.

El tiempo transcurría y nuevamente sonaba la campana del colegio que a su vez, como un efecto automático, llevaba a que el portero abra una vez más las puertas del colegio para así a los pocos segundos dejar pasar una nueva marea de alumnos.

Este hecho quito de su ser ele atado onírico y presto atención a quienes cruzaban el parque hasta llegar al portón negro. En ese momento comprendió que no era necesario hablar con todos sus amigos para así buscar una forma adecuada de pedirles ayuda manteniendo el anonimato, sino que solo era uno de ellos quien podía darle aquella solución tan anhelada.

Juan caminaba disperso observando a quienes salían y lo rodeaban, esperando encontrar alguna cara conocida, pero su cara se asimilaba más a la desilusión que al acierto. En aquel instante desde algunos metros de distancia un silbido llamo su atención, sonaba una melodía conocida, una que daba por seguro que solo alguno de sus amigos podía llevarla a cabo.

Al volver a fijarse en sus alrededores, esta vez, encontró debajo de un árbol lejano pero aun en el parque a Pedro haciendo señas y silbando la melodía para llamar su atención. Sorprendido por encontrarlo allí, se aproximo hacia condese encontraba su amigo interesado por su extraño paradero.

-No entiendo porque no me esperaste cerca de la entrada del colegio, ¿Eres el único que salio antes que lo haga yo?- Curioso, agacho su cabeza por debajo del árbol donde Pedro se encontraba sentado, pero aun no terminaba de decidirse en sentarse junto a el.

-Eres el primero que veo salir, aunque siendo sincero contigo, necesitaba preguntarte algo-.

-Si tiene que ver con los fugados, yo no se mucho mas de lo que te dijimos previamente con el resto- Juan se aproximo y finalmente se agacho junto a su amigo bajo el árbol. –Todo lo que se, son noticias que mi padre trae a casa desde la comisaría-.

El gesto de fastidio invadió la cara de Pedro por un instante, pero aun así por dentro contó algunos segundos como le había enseñado su madre para no fastidiarse y luego suspiro para continuar con lo que realmente necesitaba saber en ese momento.

-¿Tu padre desde la comisaría acaso no dijo nada sobre alguna chica desaparecida o sobre una familia asesinada durante la noche de ayer? ¿No sabes de nada raro que haya ocurrido cerca de aquí?-.

El gesto de Juan ahora era de sorpresa y una pizca de intriga invadía sus pensamientos, -¿Alguna familia asesinada?- el muchacho comenzaba a hacer memoria mientras repetía en voz alta lo que le decían sus pensamientos.

-Por favor amigo, necesito saberlo, no me preguntes porque, pero tengo que saber algo mas sobre un hecho de esa magnitud-.

A las suplicas de Pedro, el muchacho respondió con una sonrisa, ahora recordaba sobre un hecho similar, pero le pareció una exageración de parte de su amigo aquel pedido desesperado.

-No es necesario ser hijo del comisario para saber sobre un hecho como el que me estas mencionando, esta mañana estuvo en lengua de muchos, si es que buscas información sobre La muerte de la familia Díaz, aunque nadie asegura que haya sido un  asesinato, los policías están investigando sobre el hecho, pero la única certeza es que termino siendo incendiada la mansión donde Vivian-.

-¿Pero como es que nadie sabe si se trataba de un incendio provocado? ¿Dónde están los testigos?-.

-¿Testigos?- Se pregunto sorprendido Juan, con su típica tonalidad de superioridad, postura que tomaba una vez que conocía mas que otras personas sobre algún hecho. –En el incendio murieron los padres y su hija, no existen testigos con vida-.

Según Juan todos habían muerto, ¿Pero entonces el estaba hablando de lo que ocurrió con la chica que intenta salvar? ¿Acaso llego tarde a su búsqueda y ella también murió esa noche? Era necesario averiguarlo, debía ir hacia la mansión incendiada en su búsqueda, se prometió a si mismo salvarla.

-¿Tu padre te menciono donde se encuentra la mansión? Necesito acercarme a ese lugar- Pedro comenzó a pararse para partir en su bicicleta hacia la dirección que le indique su amigo, pero aun al parecer no era el momento.

-Se debe encontrar a no mas de diez cuadras de aquí, pero me sorprende que me hagas tantas preguntas, la verdad no entiendo que te esta pasando, pero si quieres mas información o la dirección concreta del lugar, porque no te fijas en el periódico que llevas en tu mochila desde esta mañana-.

Pedro se paralizo por un instante, llevaba las respuestas que necesitaba dentro de su propia mochila, dentro del periódico que perdió por unos segundos y que Evelyn le devolvió hacia pocas horas, pero nunca fue capaz de darse cuenta de aquello.

Juan se puso de pie una vez mas y miro a su amigo preocupado por su aspecto, -Amigo no se que te esta ocurriendo, pero te recomiendo que regreses a tu casa y descanses, te vez distraído y algo paranoico, lo siento pero yo tengo que regresar a mi casa-.

El muchacho todo el hombro de pedro en señal de despedida y volvió a mirarlo con aspecto de tener una enfermedad grave, luego estiro sus piernas y comenzó a alejarse poco a poco del árbol donde se ocultaba el aun paralizado Pedro.

Pasaron los minutos y aun el muchacho permanecía en estado de hosca su alrededor el silencio preponderaba en el parque, mientras la soledad en la que se encontraba lo hacia entrar poco a poco en razón para regresar de sus profundos pensamientos y ser uno con la realidad una vez mas.

Pedro volvió a sentarse bajo la sombra del árbol que movía sus ramas de un lado al otro por las grandes ráfagas de viento, consecuencia de la lluvia distante que solo se reconocía en la humedad de la tierra. Una vez allí abrió su mochila y se reencontró con el periódico el cual sobresalía de esta por su tamaño mayor.

Reviso su portada de punta a punta y bajo la imagen principal, en un breve comentario se recordaba el incendio de la mansión Díaz.

“la mansión de la familia Díaz sucumbió tras un inmenso incendio que no dejo sobrevivientes. ¿Accidente casual o incidente provocado? (ver pagina diez).”

Pedro sabia que tenía las respuestas en sus manos, era solo una sensación, una corazonada que aumentaba las pulsaciones y llenaba de adrenalina su ser. Luego levanto su mirada hasta fijarla sobre la foto principal del diario, la cual mostraba una enorme mansión rodeada de un paredón completamente en llamas, desde el pasillo de entrada hasta la ultima habitación del piso superior.

Esta imagen erizo su piel y en aquel momento, instantáneamente cruzaron por su mente imágenes del sueño, del pasillo, de la lluvia, de su cuerpo lastimado en la oscuridad y de los ojos color miel que lo esperaban al otro lado. Solo parecían pantallazas sin conexión con el lugar donde se hallaba físicamente rodeado de árboles y en la plenitud del sol, pero aun así las imágenes del sueño eran muy vivas, mucho más que la misma realidad.

Una vez mas tubo que volver en si mismo para despejarse de su estado onírico y comenzar a buscar la pagina indicada en el periódico. Llego finalmente a la décima y mas allá de la importancia de su titular, encontró una nueva pista que paralizo los latidos de su corazón. Llegando al final del articulo, en una pequeña imagen, se podía ver a la familia Díaz unida y sonriendo para un retrato, tanto madre y padre, como así también la hija, una joven colorada de estatura y bella figura, acompañada por un vestido plateado que brillaba aun en aquella fotografía impresa en pésima calidad por el periódico local.

Ya no le quedaban dudas, se trataba de su familia, pero si no hubo ningún sobreviviente a aquel incendio, ¿Entonces porque el la encontró huyendo de aquellos mafiosos durante la noche, desarreglada, golpeada y temerosa?

Una lagrima cayo lentamente por su mejilla, por un segundo el muchacho pensó lo peor y al instante fue enorme el nudo que atosigo su garganta, mientras un mal estar lo envolvió en una pena de la que era participe el enfado consigo mismo por no ayudarla cuando era debido.

El muchacho refregó sus ojos y continuo observando el periódico, por mas que a simple vista ya este todo dicho, era necesario entender, al menos desde el punto de vista del periódico local, que fue lo sucedido la noche anterior y el motivo por el cual también la chica colorada perdió su vida en aquel sitio.

Presto suma atención a cada palabra que estaba próximo a leer, era necesario encontrar respuestas, por lo que su lectura seria atenta y amplia, comenzando por su titular.


“Sospechoso incendio en la mansión de la familia Díaz.

La familia Díaz falleció tras sufrir un incendio, fuentes cercanas al periódico afirman que este pudo haber sido premeditado. Aquí los sospechosos y la crómico de lo ocurrido.

Durante la noche, una repentina explosión llamo la atención de bomberos, policías y periodistas de la ciudad, se trataba de la mansión de una de las familias mas apoderadas de la zona, pero que sin embargo los vecinos los consideraban personas amables y con quienes se podía tener un buen trato en las pocas ocasiones que era posible cruzarse con alguno de ellos.

Los habitantes estables de esta mansión eran el núcleo familiar (Madre, Padre e Hija) junto con el cocinero quien tenia una modesta habitación en un cuarto que solo llevaba a la cocina, quitándole contacto afectivo con quienes le otorgaban su trabajo.

Como podrán ver en la imagen a continuación, el señor Díaz, un empresario quien según los vecinos pasaba muy poco tiempo en su hogar, fue el primero en percatarse de la explosión y así mismo el primero en fallecer por intentar solucionarlo. En cuanto a la madre, una ama de casa, deportista y bien cuidada, solo se tienen registros de que jamás despertó, al igual que su hija, Jessica Díaz, un jovencita quien recientemente había terminado sus estudios secundarios y estaba a punto de enfrentarse a la vida adulta, vida que le fue quitada tras esta explosión.

Los agentes policiales informaron que el evento ocurrió en plena media noche, acompañado por una inminente tormenta, la cual agradecieron los bomberos, pero que aun así no fue suficiente para salvar la vida de estas personas. El informe asegura que los cuerpos se encuentran irreconocibles pero que por la cantidad de integrantes encontrados, se trata del núcleo familiar.  En cuanto al cocinero, comentan los vecinos que aun no había regresado de sus cortas vacaciones concedidas por la familia.

El comisario junto al jefe de bomberos informaron que se trato de una fuga de gas, proveniente de la zona cercana a la cocina, la cual genero la explosión que no podía ya ser detenida por la familia Díaz ya que la fuga de gas alcanzo la mansión en su plenitud llevando esto a una muerte instantánea.

Los investigadores mientras tanto, manejarían una hipótesis la cual nos muestra que esta explosión a causa de la fuga de gas, no seria del todo casual, sino que esta podría estar causada por alguien que pretendía hacerle daño al señor Díaz o a cualquier otro integrante de la familia.

Entre estas hipótesis que se manejan los vecinos pueden dar referencias sobre el sospechoso que lidera esta lista de posibles causantes, quien para muchos puede llegar a tratarse del cocinero de la familia.

La principal causa de sospecha tiene que ver con que este sujeto debió haber regresado durante el día de ayer a la mansión y sin embargo no se encuentra entre las victimas ni tampoco se presento a atestiguar sobre lo ocurrido. Tras esto, fue llamado a declarar y el cocinero actualmente se encuentra desaparecido y con pedido de captura nacional.

Vecinos aseguran que en el último tiempo, la relación entre el cocinero y el señor Díaz no era la mejor. Las pocas libertades en su trabajo y los escasos días de vacaciones que le fueron concedidos llevaron a que públicamente diga la desafortunada frase –Haría lo posible para que este hombre deje de existir si Meuse necesario-.

Luego de saber esto, la justicia pidió su captura como principal sospechoso de los hechos, sin embargo la investigación recién comienza y el caso puede extenderse por muchos años hasta tener un culpable, pero mas allá de esto, una familia murió en un incendio y es un hecho que se recordara por siempre en la memoria de los vecinos de esta ciudad.”

Pedro quedo perplejo luego de leer el informe del periódico, observo durante largos minutos la fotografía con la cara de la joven colorada, ella murió en el incendio, pero sin embargo ninguno de los hechos descriptos en el periódico tenia coincidencia con lo que ella misma le confío la noche anterior. Era evidente que algo mas se ocultaba detrás de aquel incendio, pero así mismo también era imposible comprender con seguridad porque ambas versiones eran tan distintas entre si.

Nuevamente un nudo se apoderaba de su ser. Esta vez cambio el ángulo de su vista y prefirió observar la imagen principal, donde se mostraba la mansión en pleno incendio, observo lo descripto debajo de la imagen y automáticamente la decisión fue unánime en su interior.

“incendio, a plena medianoche, en la mansión Díaz (avenada de los santos 3040)”

Leer aquello en el momento justo era una señal, para comprender por completo la historia, debía ir hasta la mansión y buscar respuestas por si mismo. La misma muchacha se lo había advertido la noche anterior, no tenia que confiar en los policías, la mafia controlaba sus movimientos y cualquier crimen seria enterrado para que nadie sepa de su existencia. Si realmente quería encontrar respuestas, debería hacerlo por si mismo.

Pedro suspiro e instantáneamente junto fuerzas para recoger rápidamente su bicicleta y dirigirse hacia aquella dirección, mientras por su cabeza solo pasaban imágenes, recuerdos de la noche anterior, del rostro de la joven colorada al irse corriendo doblando la esquina de su casa, de fragmentos leídos en el periódico recientemente, pero sobre todo recordando una y otra vez la dirección de la mansión, siendo esta su misión inalterable.

Luego de siete cuadras doblo a la izquierda llegando a la avenida de los santos. Una vez sobre esta, aumento su velocidad esquivando otros vehículos que la transitaban rumbo a la siguiente ciudad, mientras tanto el muchacho solo pretendía en su mente encontrar la numeración correcta para entrar allí y acabar con el misterio de la muerte de la colorada.

Pasaron aproximadamente diez cuadras cuando al fin llego a su destino. Era inmenso el paredón que rodeaba la manzana que pertenecía en plenitud a la mansión, el aire aun podía recordar el humo del incendio ocurrido tiempo atrás, mientras tras largas vallas, los vehículos policiales aun hacían guardia en el pasillo de entrada.

El muchacho doblo a su izquierda y rodeo la zona. Estaba llegando el mediodía lo cual era un importante dato al momento de entender el escaso movimiento policial. Sin embargo los patrulleros seguían vigilando sobre la entrada y no era momento de arriesgarse, es por esto que aseguro su bicicleta sobre uno de los postes de luz que apuntaban sobre la calle que pasaba por detrás de la mansión.

Luego empujo un contenedor de basura hasta pegarlo a la pared y con este se ayudo para llegar a lo más alto y así observar el panorama el gran parque que rodeaba la mansión, la cual se hallaba centrada sobre la manzana que esta ocupaba. Al comprender la distancia calculada decidió juntar fuerzas y lanzar su cuerpo hacia el interior del terreno llegando a recibir un fuerte golpe tras su caída de forma violenta.

Una vez dentro, se encontró con un jardín de un cuidado verde aunque era notable una densa humedad al igual que el humo que permanecía y ahogaba a cualquiera que se acercase. Ya de pie comenzó a rodear el perímetro y buscar una entrada conveniente que lo lleve hasta la sala principal y decidió sin meditarlo previamente adentrarse por uno de los marcos donde anteriormente se debía posar la ventana correspondiente.

El sitio era oscuro y a trabes de una habitación se dirigió hacia la entrada, para pasar por un pasillo que lo dirigía a un ambiente más amplio. Las paredes se encontraban negras aumentando el clima de oscuridad y el olor a humo se multiplicaba adjuntándose con una particular sensación a muerte que lo rodeaba.

Pedro llego hasta la sala principal, tan oscura y escalofriante así como amplia. Al cruzar la puerta principal se podía ver una gran sala con tres grandes atractivos, por delante una enorme escalera, ahora rodeada de una cinta con la etiqueta de “peligro de derrumbe” a sus dos lados un enorme pasillo por la derecha y por la siquiera tres puertas en diversas posiciones, una dirigía hacia el patio, pero esta estaba sellada y clausurada con maderas, la segunda hacia la sala comedor y la tercera hacia una vistosa cocina. Pero Pedro centro su mirada en la escalera y se acerco hacia ella.

La sensación a muerte seguía retorciendo de angustia a Pedro, pero el muchacho solo se mantuvo de pie observando cada rincón de la casa desde el centro de la sala. En ese momento lentamente unos pasos se acercaron a el seguidos de una voz cuestionándolo. -¿Qué haces acá?-.

La voz le resulto familiar, se trataba de la colorada, quien tenia aun peor aspecto que la noche anterior y se notaba a la distancia que cayeron lagrimas de sus mejillas por largo tiempo.

-Estas viva, sabia que te podía encontrar, quiero ayudarte, sea lo que sea a lo que haya que enfrentarse-.

-Te necesitaba por la noche y no me quisiste acompañar, ya es tarde, no quiero que te quedes aquí, quiero estar sola, mataron a mis padres y nadie va a poder quitarme ese dolor-.

-Por favor quiero que me perdones y que sepas que no te voy a dejar sola en esta situación. Pensé mucho lo que sucedió por la noche y pensé mucho en mi actitud, te prometo que nunca te voy a dejar sola- Pedro se acerco lentamente a Yessica, mientras ambos solo se observaron a los ojos y en ese momento la sensación a muerte se esfumo para dejar un sorbo de vida y esperanza.

Ambos quedaron de pie frente a la escalera y Pedro sostuvo las manos temblorosas de Yessica sin quitarle la mirada de sus ojos, intentando expresarle confianza a la joven desconsolada. La colorada rompió una vez mas en llanto y sin decir nada abrazo a quien la acompañaba. La confianza había sido bien aceptada pero el dolor que ella expresaba aun era impagable.

Al alejarse unos centímetros de el, volvió a mirarlo a los ojos, ya no mostraba ser la chica ruda y fría con la que se había encontrado la noche anterior, en cambio ella ahora mostraba lo mas profundo de sus sentimientos, aun abrazada a su espalda, aun mirándolo a los ojos pero esta vez acercándose lentamente hacia el rostro del muchacho quien la miraba paralizado.

Pero el ambiente y la burbuja que los rodeaba alejándolos del resto del mundo explotaron. El olor a humo volvía a sentirse, la sensación de muerte también y mucho mas que antes, porque ahora junto a esto, varios pasos se acercaban hacia ellos.

Tres hombres de traje los rodeaban sin dejarles alguna salida posible mientras el trío apuntaba con sus armas de fuego letales hacia los dos jóvenes que perplejos los miraban temblorosos sosteniendo con fuerza sus manos, allí en el pie de las escaleras de la mansión del crimen, lejos de toda ayuda posible.


lunes, 4 de marzo de 2013

02- LA MUJER SOÑADA.


-2-
La mujer soñada.

El sol poco a poco comenzó a alzarse en la pequeña cuidad de Sargento Pereyra. Tras una tormenta continua, aquella mañana de verano comenzaba algo fresca y ventosa, esta ciudad no alcanzaba las cincuenta cuadras de largo y principalmente había sido creada como un pequeño pueblo, algo común, con su plaza céntrica, la cual rodeaban su catedral, municipio, correo, hospital y museo histórico.

Con el tiempo Sargento Pereyra fue creciendo y siendo popular entre los pueblos de alrededores, muy cerca de sus ultimas manzanas un gran prado con un bello verde se levantaba hasta perderse en el horizonte, hacia lo lejos se podía escuchar un viejo tren de pasajeros el cual unía las ciudades de los alrededores con la gran cuidad capital y mas allá un pequeño pero veloz río el cual los ciudadanos utilizaban para divertirse y refrescarse en el durante los días de calor.

El verano intenso ya se encontraba en sus últimas horas y el tiempo lo comenzaba a hacer notar en sus ciudadanos, los cuales comenzaban a abrigar y preparar a sus hijos para el gran comienzo de una nueva jornada escolar la que para algunos de ellos era la primera, pero para otros jóvenes se trataba de su ultimo periodo, lo cual hacia de este, un día especial, emocionante y hasta entrañable.

Pedro Suárez, de diecisiete años de edad, era uno de estos tantos jóvenes que iniciarían una nueva etapa escolar, pero en este caso su madre luego de diversos intentos aun no había logrado despertarlo ya que este había tenido una noche única, distinta a otras, la cual no olvidaría por el resto de su vida.

Pedro finalmente abandono aquel descanso tan cobijante y comenzó a abrir lentamente sus ojos, luego observo su reloj despertador y allí encontró la manera ideal para comenzar aquella mañana con inmenso pánico.

Rápidamente comenzó a vestirse de manera adecuada para acudir a su colegio. Quedaba muy poco tiempo, pero no debía detenerse por ninguna razón, ya que tras los hechos que transcurrieron sobre los días finales de su último año, había perdido la confianza de su director quien este año probablemente lo tenga en constante vigilancia, por el hecho de haber sido el mejor amigo de uno de los denominados “fugados”.

Luego de preparar su mochila, con los elementos básicos de estudio, lavo su rostro y peino como le fue posible sus cabellos negros, una vez ya listo para continuar camino bajo a los saltos las escaleras de su hogar y se detuvo a tomar un rápido desayuno el cual había sido preparado por su madre, este mas allá de su corto tiempo halagó a quien le dio la vida y le deseo una buena mañana al igual que hizo con su hermana menor, las cuales eran su única familia en aquel momento.

Mas allá de su veloz ritmo de preparación, aun sentía un enorme cansancio tras haber descansado muy poco durante la noche anterior, sus ojos aun permanecían de un rojo intenso y este cansancio se hizo notar luego de que el joven chico saliera de su casa y comenzara a caminar por la vereda de su casa sintiendo el sol creciente del lejano amanecer frente a el.

-¡Pedro, olvidas tu bicicleta!- con una amplia sonrisa su hermana grito desde la puerta de su hogar dejando paralizado al muchacho quien estaba llegando a la esquina y sintiendo una enorme vergüenza.

Regreso caminando rápidamente y observando a su hermana con gesto reprobado por aquel grito singular, ella no comprendió su enojo y nuevamente regreso a continuar preparándose para acudir a su colegio primario. El abrió una de las puertas de su hogar la cual se encontraba sobre la izquierda de su sala de estar, donde guardaba su vehiculo entre un viejo garaje el cual ahora era utilizado como deposito.

Pedro nuevamente perdió parte de su tiempo en revisar e inflar las ruedas de su bicicleta para poder llegar con rapidez y comodidad a su colegio, luego de esto acomodo su mochila y salio hacia las calles, las cuales aun se mantenían arrastrando rastros de las lluvias nocturnas.

Doblo sobre la izquierda y recordó con angustia que sobre aquella calle Yessica había desaparecido en la oscuridad hacia algunas horas, eso le recordó que pretendía encontrarla luego de su primer jornada escolar, es por esto que apresuro aun mas su camino como creyendo apresurar el tiempo junto consigo y se encamino hacia la avenida principal.

Allí el transito era mucho mas fluido, aumento aun mas su velocidad y dejo llevarse en bajada observando a sus alrededores hasta al fin encontrar un puesto de periódicos, en aquel sitio freno su marcha y saludo cordialmente a un viejo vendedor de unos sesenta años de edad.

-Es extraño verte aquí, ¿No llegaras tarde a tu colegio?- el vendedor de periódicos sonreía ampliamente al joven Pedro quien lo conocía desde poco después de haber nacido, mientras sacudía sus cabellos con la palma de su mano y golpeaba con palmadas su espalda de manera amable.

-Hola Ricardo, yo también me alegro de verlo, pero como usted dijo estoy retrasado en mi viaje, ¿Me Daria el periódico de la ciudad del día de hoy?- el joven algo molesto y cansado pidió con gesto amable y distante a su vez un periódico, el cual coloco por dentro de su mochila, la cual no lo llego a encerrar y dejaba que sobresalga por sobre su parte superior.

El muchacho nuevamente subió a su bicicleta y emprendió a gran velocidad el viaje hacia aquel destino que lo esperaba, mientras los minutos continuaban transcurriendo y su tardanza se hacia aun mas alevosa.

Su velocidad aumentaba a medida que la distancia se hacia mas corta, la avenida principal a cada segundo parecía mas repleta de vehículos alocados e irrespetuosos, muy pocos respetaban las normas de transito y dejaban avanzar con facilidad al vehiculo mas pequeño, todos eran dueños de la desesperación que los abordaba por las tardanzas o los cortos pasos de tiempo, pero el muchacho con habilidad y algo de suerte pudo resolver aquellos obstáculos y finalmente doblar sobre la calle que lo dejaría sobre las puertas dm su colegio.

Aquel colegio se hallaba sobre un amplio terreno, rodeado por rejas negras de considerable altura, por fuera unas prolijas y anchas veredas mostraban una amplia procesión de personas, madres y niños que acudían a aquella importante primer jornada escolar, por dentro, un bello parque de un verde y gustoso pasto, caminos con bancos blancos para aquellos alumnos que quisieran sentarse a esperar el inicio de sus clases, árboles y plantas que decoraban de belleza aquel sector y finalmente una prolija fuente de agua la cual lanzaba sus grandes chorros hacia lo mas alto y luego caían sobre unos pequeños canales de aquel suelo los cuales permitían regar cada parte de aquel espacio verde.

Al llegar sobre aquella cuadra, Pedro bajo su velocidad y comenzó a transitar por delante de todos ellos, buscaba a sus amigos pero no los podía encontrar allí, el ver aquella multitud lo tranquilizaba ya que el timbre de inicio aun parecía no haber sonado, llego hacia el portón negro y se coloco sobre la entrada de este, le comenzaba a costar mantenerse de pie, las andanzas de la noche anterior estaban surtiendo efecto sobre el, pero era necesario despabilarse y prestar atención durante el transcurso de aquel día.

Ya que debería mantenerse despierto y esperar allí parado, decidió buscar el periódico de la ciudad que había adquirido hacia unos minutos con motivo de buscar alguna noticia con respecto a Yessica, estiro una de sus manos hacia la mochila que se encontraba sobre su espalda pero no obtuvo resultado, luego algo molesto se quito aquella mochila y lo busco mas cómodamente, esta se encontraba abierta y el periódico buscado no se hallaba dentro.

Con gran fastidio comenzó a buscarlo a su alrededor por sobre la vereda, entre la gran multitud, pero parecía inútil su hallazgo, se mantuvo quieto, murmuraba insultos por lo bajo, se encontraba decepcionado de si mismo y sabia que todo aquello ere efecto del cansancio por los sucesos de su reciente noche.

En ese momento alguien golpeo su hombro tres veces llamándolo con suavidad, el joven muchacho aun con fastidio, a punto de insultar a quien lo molestaba en aquel momento dio una vuelta abruptamente, esperaba encontrar a uno de sus amigos los cuales continuaban sin aparecer, pero la sorpresa fue grande al deslumbrarse con la persona que llamo su atención.

-Lo siento, no quise molestarte, creo que esto se te a caído hace unos minutos.- Pedro se mantuvo inmóvil y boquiabierto observando a quien omitía estas palabras, se trataba de una chica de quizás su misma edad, de estatura menor a el pero por solo unos escasos centímetros, tez blanca, cabellos negros y lacios, de un largo que podían alcanzar su cintura, un rostro angelical, una sonrisa encantadora, su cuerpo era tan bello como descendiente de la diosa afrodita y su mirada penetrante, inolvidable, hipnótica, dueña de aquellos ojos del color de la miel que ya había tenido el placer de conocer.

-No, no hay ningún problema- Las palabras salían lentamente y de forma inentendible de los labios de Pedro, se encontraba fascinado por aquella situación, sorprendido, era la chica, la protagonista mas bella de aquel sueño inolvidable, era la belleza dentro de la oscuridad de su extraña pesadilla, una presencia única, la cual emanaba un brillo propio y el solo se mantuvo quieto, boquiabierto y sus palabras salían con esfuerzo. –Gracias-.

Ella sonrío tímida frente a la reacción de su receptor, a su vez, el, tardo algunos segundos en recibir el periódico que ella poseía en su mano derecha, al recibirlo se mantuvo pensativo, mirando a la chica de ojos miel, no podía comprender como había ocurrido, como había logrado soñar horas antes con ella.

Pasaron unos segundos observándose y a su vez esquivando incómodamente la mirada, en silencio, tímidos, sin saber que decir. Luego de esto la larga fila de personas que esperaba delante del portón negro comenzó a avanzar a paso fluido mientras todos sonreían observando al paralizado muchacho que luego de aquel encentro jamás esperado, no pudo encontrar reacción.

La chica de ojos color de la miel se acerco nuevamente a el y le pregunto si se encontraba bien, parecía pálido, asustado, lo cual hizo que ella se sorprenda y hasta se asuste, pero el la volvió a observar a los ojos y con una amplia sonrisa asintió gustoso de aquel encuentro por mas shokeante que parezca.

-Bueno, la fila esta avanzando, debo irme, quizás nos crucemos dentro en algún momento, fue un placer- Tras estas palabras la chica se sumo a la fila mientras que Pedro, idiotizado por su presencia solo la saludo sonriendo, tembloroso y agitando su mano.

Era increíble de solo pensarlo, la chica de su extraño sueño, la que tanto lo había deslumbrado, aquellos ojos tan fuertes y únicos le pertenecían, pero toda su presencia en general fue impactante, era única, era inolvidable y estaba allí, en su colegio, acababa de hablar con ella, pero fuera de esto lo mas perturbarte fue el hecho de que jamás antes se habían encontrado, este fue su primer encuentro y sin embargo soñó con ella, en aquel sueño o pesadilla tan vivido, tan único.

Nada mas importaba en ese momento, la fila de gente, las gotas retrasadas de la lluvia anterior, todo desapareció en un vacío que volcaba solo sus pensamientos inconclusos pertenecientes a aquel sueño tan real, solo eso importaba, hasta que de repente un fuerte golpe sobre su cuello lo recobro a la realidad al instante. – ¿Te quedaste despierto por la noche y ahora no resistís?- Se trataba de sus amigos quienes al fin aparecían, todos juntos muy alegres de volver a ver a Pedro.

-No era necesario ese golpe, ¿Dónde se supone que se encontraban?- Pedro muy furioso por despertar de su estado hipnótico observo con desagrado a sus amigos, pero el enfado no duro mucho. Más allá de su molestia, era inevitable el entrañable reencuentro luego de meses sin cruzarse durante el receso entre un año y el otro, mientras el solo prefirió aislarse de todo y todos.

Luego de saludos y conversación llevadas a lugares comunes como el deporte, el clima o el inicio de clases en los diferentes años, se produjo un silencio incomodo, todos sabían que era necesario hablar para así terminar con el tabú del episodio ocurrido meses atrás, pero ninguna desidia si era el momento oportuno, aquel reencuentro, para abordarlo.

Luego de unos minutos de silencio, finalmente, Juan fue quien dio el primer paso, inflo su pecho y dijo susurrando –No supe mas nada de los fugados, mi padre dijo que llego un llamado anónimo a la comisaría diciendo que vieron a Martín en los alrededores del pueblo, pero que no estaban seguros que sea cierto-.

Al instante Pedro mostró frialdad en su rostro, miro al vacío del horizonte por entre medio de las rejas negras que perpetraban el colegio y respiro profundamente, recordando a quien fue su mejor amigo. Era evidente el enfado hacia el y el resentimiento guardado ante aquella escena imprevista por todos, pero aun así el solo continuaba pensando en el motivo, la razón por la cual su mejor amigo fue parte de tan oscura acción.

-Lo sentimos amigo, pero mientras tu decidiste encerrarte y desaparecer del mundo negándonos la oportunidad de verte, nosotros seguimos siempre juntos buscándolo a el, buscando respuestas y pensando teorías- Juan orgulloso del labor conjunto con el resto de la pandilla de amigos, levanto su cabeza y decidió sin aprobación del resto, enfrentarse a quien los había negado durante meses.

Pedro dejo de observar el horizonte, apretó sus puños y con furia miro fijamente a su amigo, -¿Realmente crees que yo no intente buscarlo? ¿Crees que me quede encerrado sin buscar respuestas, ni una explicación? No seas idiota, por si no estabas enterado, el es mi mejor amigo, con el viví cosas que jamás viví ni viviré con ninguno de ustedes, pero por sobre todas las cosas yo fui quien lo encontré en el momento del hecho, fui yo quien lo siguió y quien lo enfrento, ¿Crees que no quiero encontrarlo? Lo siento pero aunque te cueste creerlo esto fue mucho mas duro para mi que para todos ustedes.

El muchacho volvió a fijar su vista en el horizonte hasta escuchar el sonido de la campana, era momento de entrar, aunque luego de aquella conversación, no deseaba ni por un instante volver al escenario de los hechos. Los recuerdos aumentaban su ira y su ánimo empeoraba a cada segundo.

El pequeño Charly, el mas pequeño en tamaño y en diferencia de meses con el resto de sus amigos, sacudió su cabeza con ruidos extravagantes y comenzó a caminar hacia la puerta principal del colegio mostrando una sonrisa en su rostro, mientras Pedro, Juan e Ignacio lo observaron atónitos y luego al verse entre ellos con una sonrisa a causa de la ocurrencia del mas bajito, decidieron seguirlo y cambiar el animo general del grupo de amigos.

Caminaron por un largo pasillo de baldosas que separaba con un amplio parque a sus lados, el portón de rejas negras que rodeaba el perímetro perteneciente al colegio, de la construcción general donde se dictaban las clases, llegaron a la puerta de ingreso mientras el encargado de la entrada los miraba con enfado por haberse retrasado, luego doblaron desde el hall de entrada hacia su izquierda a un amplio pasillo que los dirigía al salón de actos, pero antes de llegar a su destino, tras el llamado de Ignacio se percataron de un gran tablero con el nombre y la fotografía de todos los alumnos.

-Esto si que no lo vimos años anteriores- Los cuatro amigos se pararon en fila delante del inmenso cartel y comenzaron a observarlo de punta a punta. Contenía una grilla a través de la cual en su primera columna mencionaba con nombre, apellido y una pequeña foto, a cada uno de los alumnos pertenecientes al colegio y en su fila más alta mostraba el contenido de cada una de las materias a cursar, incluyendo todos los años. En su contenido interno, destacaba cuadro por cuadro, diferentes horarios en cada uno de los alumnos, haciendo coincidir solo a unos pocos.

Luego de observarlo detenidamente mas de una vez, el grupo de amigos comenzó a mirarse entre si y sin decir una palabra todos entendían lo que estaba sucediendo. Llevándose por el cuadro, muy pocos de ellos se encontrarían cursando en un mismo sitio y en el momento de coincidir, seria solo entre dos y nunca serian los mismos. De esta forma quedaría en evidencia que el grupo formado el año anterior por cinco amigos (ahora sin la presencia de Martín quien se fugo) quedaría desecho o al menos sin fortaleza dentro de la institución.

En ese momento llenos de incertidumbre, planteándose si aquello se había hecho con intención de separarlos tras lo ocurrido el año anterior, fueron citados a través del altoparlante, uno por uno a acudir al despecho del director que ordenaba con urgencia hablar con ellos en aquel instante.

Los amigos volvieron a mirarse entre si, sospechando que algo extraño sucedía. Regresaron al hall de entrada y esta vez doblaron por otro de los pasillos que conducía hacia los despachos administrativos del colegio, a sus lados se encontraban cuatro puertas, dos de cada lado, y finalmente por delante de ellos, se hallaba la puerta del despacho principal del director.

Al golpear la entrada, esta se abrió automáticamente tras el sonido de un timbre, los cuatro entraron lentamente, uno por uno, curiosos de observar los alrededores ya que nunca habían sido citados a aquel sitio.

Pedro quien fue el primero en entrar, pudo ver a algunos metros de distancia, un enorme escritorio negro, por detrás de este se hallaba el director quien los miraba fijamente y con poco agrado, sentado de traje, en un amplio sillón de cuero verde. Por detrás de este lo alumbraba un gran ventanal paralizado y a sus lados contra las paredes del despacho, se podían observar cuatro largos ficheros con el rotulo de información clasificada.

Los cuatro muchachos se colocaron  en fila delante del director quien ahora sostenía una carpeta y los observaba uno por uno detenidamente como queriendo ver una verdad a través de ellos que ocultaban a sus espaldas. –Los eh citado en este momento para dejar en claro la situación de la institución así como la de ustedes mismos como miembros involucrados en los últimos acontecimientos que ya todos conocemos-.

Pedro furioso con su director se pregunto de que hablaba cuando decía “miembros involucrados” ¿Acaso su propio director pensaba que ellos eran cómplices de los fugados? Sin embargo se mantuvo en silencio y solo le devolvió su peor mirada demostrando de esta manera el descontento.

-Desde ahora dentro de la institución no será permitido señores verlos a todos ustedes reunidos en momentos libres así como tampoco volverán a cursar sus materias en una misma aula- El director observo su carpeta y puntualizo lo que parecía ser una serie de puntos detallados del accionar del colegio luego de lo sucedido. –También les pediremos que cualquier dato o información que puedan aportarnos para así encontrar a los alumnos fugados, les será agradecido, pero sepan que claramente están en el deber de cumplirlo, estarán en constante observación, que les quede claro que son sospechosos hasta el día que aparezcan los alumnos mencionados. Ahora pueden retirarse y disfrutar del acto inicial-.

Los cuatro callados, meditando las palabras del director regresaron por el pasillo de las oficinas administrativas y nuevamente al hall de entrada, para una vez mas atravesar el pasillo que los dirigiría hacia el salón de actos. En su camino se percataron de diferentes cámaras de seguridad que anteriormente no se encontraban colocadas. De esa forma fueron comprobadas las recientes palabras, ellos serian observados como sospechosos a cada segundo en el colegio y seria cada vez mas complicado resolver el paradero de su amigo Martín.

Al llegar al salón de actos todos los observaron, al parecer los rumores de lo ocurrido los habían involucrado aunque no comprendan el motivo, se mantuvieron por ultima vez unidos soportando las miradas de otros alumnos y profesores durante el lapso de una hora y al finalizar, regresaron al tablero con horarios para anotar los correspondientes a cada uno de ellos, finalmente se despidieron y cada uno emprendió un camino diferente.

Pedro se dirigió hacia las escaleras que conducían al piso superior, allí encontró un largo pasillo repleto de aulas, las cuales en su puerta, con un considerable tamaño, se podían observar los números correspondientes a las diferentes aulas. El muchacho camino lentamente mientras de su bolsillo desprendía el papel en el cual previamente había tomado nota de sus materias correspondiente con su número de aula y horario establecido.

Lunes, nueve horas, aula doce, Historia”

-Aula doce, aula doce- susurraba una y otra vez buscando la puerta correspondiente, mientras pensaba lo injusto que se veía, tener una de las materias que muy poco le agradaban, durante el primer día de clases.

Finalmente llego al aula correspondiente, golpeo su puerta pero al ver que nadie respondía decidió abrirla guiándose por murmullos de voces conocidas.

Al entrar observo diferentes caras conocidas del resto de sus compañeros, los cuales al verlo entrar acordaron un silencio general a través del cual solo se escuchaban algunos murmullos, pero aun así con aproximadamente veinte ojos clavados sobre el.

Algunas de sus ex compañeras decidieron devolverle una sonrisa mientras el clavaba su mirada en cada uno de los que integraban el curso, mientras que aquellos compañeros que conocían la historia previa y se hicieron eco de los rumores generales, solo decidieron devolverle una mirada fría con rostro seco, solo por haber sido el mejor amigo de Martín, lo cual lo hacia heredero de un legado con pocas amistades.

Luego de observarlos, el mucho continúo su camino hacia el escritorio del profesor, le pregunto donde debía sentarse y en respuesta de esto, el hombre de elevada edad, solo le otorgo dos hojas y con su brazo derecho le indico el primer banco de la fila pegada a las ventanas de calle, el cual estaba vacío en sus dos lugares.

Ante el asombro de Pedro y sin omitir ni una palabra mas, el profesor se dedico de lleno a uno de los libros que Leia en aquel momento, mientras quien había preguntado por un lugar, tubo que aceptar el trato y dirigirse hacia la primera fila.

Al sentarse el joven leyó las notas de las hojas que le acababan de ser otorgadas. En el primero, se observaba un examen para conocer el nivel de los estudiantes, repleto de preguntas y el segundo contenía una nota estableciendo que los alumnos se retirarían al terminar la clase, por motivo de ser la primera jornada.

Pasaron algunos minutos y Pedro solo pensaba que luego de un verano de encierro y teorías sobre lo sucedido, ya había llegado el momento, se encontraba nuevamente en un aula, solo que esta vez todo era diferente, ya no tenia a su mejor amigo sentado a su lado, tampoco al resto de sus amigos, todo y todos habían cambiado en tan poco tiempo.

En ese momento, la entrada al aula vuelve a abrirse, en este caso era una joven de cabello negro quien mirando al suelo se dirigió directamente al profesor y este solo le entrego las dos hojas y le indico con su dedo el asiento al lado de Pedro. Ella camino hacia su lugar y al llegar levanto su cabeza sonriéndole, despejando el cabello de su blanca tez y dejando a la vista sus inigualables e hipnotizantes ojos color de la miel.

-No pensé que nos volveríamos a ver tan pronto- Con una sonrisa, la nueva compañera de Pedro se sentó a su lado y comenzó a acomodar sus pertenencias mientras Leia las hojas recién entregadas.

Era increíble la hipnótica sensación del muchacho al tenerla tan cerca, bastaba solo mirarla a sus ojos para sentir que su cuerpo se acercaba al de ella como un imán sin control separando mente de cuerpo y dejando que fluya lo que sea necesario.

Repentinamete un nudo cerro la garganta de Pedro, mientras tartamudeando le devolvía la sonrisa e intentaba consolar la fuerza de tal imán. –Anteriormente no tuve oportunidad de presentarme, Mi nombre es Pedro, vengo a este colegio desde muy chico, es muy agradable volverte a encontrar-.

-Mi nombre es Evelyn Janet Pereyra, es bueno tener de compañero a alguien tan agradable, aunque parecieras tímido, pero sobre todo alguien que ya conozca este colegio desde chico-.

El nudo en la garganta creció junto con la idea de que sea agradable para ella que pueda ser compañeros, cada vez era más difícil controlar el imán. Ella observo las hojas de pedro y le pareció extraño que alguien que este hace tanto tiempo en aquella institución, aun no haya completado las preguntas, que a ella le resultaban tan fáciles de responder.

-¿Por qué aun no resolviste nada? Si tienes dificultades te puedo ayudar, pero ahora dejemos de lado nuestra conversación porque el profesor nos esta observando desde hace unos minutos con mala cara, solo completémoslo y ya tendremos tiempo de conocernos muy bien-.

Pedro asintió con su cabeza y Evelyn comenzó a brindarle su ayuda en silencio y observándolo con una sonrisa que el le devolvía a cada instante, en cada cruce de miradas, cada vez que aquellos ojos color miel conectaban con los suyos y hacían que la materia que mas detestaba se convierta en un momento agradable, el mas agradable desde hacia largos meses.

El estado hipnótico continuaba y cada vez con mas fuerza, el resto de las personas que integraban el curso parecían haber desaparecido en un vinculo que solo ellos dos podían confeccionar, ese vinculo que el percibía como algo mutuo, algo único, algo tan especial como el hecho de que ella, sin lugar a dudas seria por siempre, la mujer soñada.



jueves, 10 de noviembre de 2011

01: Desiciones una noche de tormenta.



-1-
Decisiones una noche de tormenta.

Era una noche tormentosa, en ella se extendía una tenebrosa oscuridad, allí, un joven se encontraba sobre el comienzo de un extraño pasillo, a sus ambos lados, dos amplias paredes se extendían cubriendo todo su recorrido, encerrándolo y arrastrándolo en aquella escalofriante situación. Por sobre su cabeza, el cielo abierto dejaba caer velozmente gota tras gota, tornándose en  aquella constante lluvia torrencial.

El muchacho, un joven, moreno, de cabello despeinado, algo largo y descuidado, alto y delgado, se encontraba golpeado, cansado y empapado por el tan molesto clima, pero al parecer esto poco le importaba, parecía tener en claro su objetivo, atravesar aquel pasillo, pero en su mente lo invadía un temor, una extraña mezcla entre detenerse y continuar, una sensación a dejavú incrementaba los latidos de su corazón y de forma extraña su respiración.

Comenzó a caminarlo, lentamente, miraba hacia el suelo y luego hacia delante, corría un gran temor en su mente, lo tenebroso de aquella oscuridad era el hecho de que no podía ver a sus alrededores y no tenia idea de lo correcto o lo incorrecto de su siguiente paso, pero esa sensación, ese desafío de terminar el camino de aquel pasillo era demasiado grande, algo lo esperaría del otro lado, no tenia en claro si era bueno o malo, pero sea lo que fuese lo esperaba allí.

El muchacho continuaba camino, ya casi se hallaba a mitad de pasillo, repentinamente, una luz resplandeciente alumbro durante una milésima de segundo todo su recorrido. Un relámpago seguido de un fuerte trueno, incrementaba la caída de aquella lluvia, pero el joven tomo esto como una señal positiva, gracias a ello, los relámpagos alumbrarían su camino, ahora todo parecía mas claro y seguro, sus miedos se Irian lentamente y podría continuar con mayor seguridad.

El joven herido, continua su rumbo con la cabeza levantada, pero en ese momento siente una presencia vigilándolo desde el otro extremo, continuo algunos pasos, aquella presencia lo inquietaba y hasta causaba temor en su ser, pero pronto tras el siguiente relámpago todo se iluminaria y comprendería de quien se trataba.

Y allí sucedió, fijo su mirada de forma recta sobre aquella figura, se concentro en quien se ubicaba sobre el final de aquel tenebroso camino, hasta que callo el siguiente relámpago, todo sucedió en cuestión de segundos, una extraña sensación en su cuerpo lo invadió, su cuerpo se paralizo y su corazón dio un salto al ver aquella persona.

Se trataba de una mujer, una joven muchacha, con una edad aproximada a la del joven, de estatura medianamente alta, tez blanca, piel suave, un rostro angelical, cabello negro y largo hasta su cintura, una figura ideal, pero sobre todas las cosas, lo que aun mas llamo la atención del muchacho fueron sus ojos, aquellos ojos cambiarían su vida para siempre, tan bellos, de color miel, de mirada penetrante y dulce, tan hipnotizantes, tan únicos, encantadores, lo cual hacia que esta joven sea alguien única.

La observo durante las pocas milésimas de segundo que duro aquel relámpago, pero luego todo volvió a oscurecerse como antes, la lluvia torrencial parecía haber aumentado y todo se hacia mucho mas difuso, comenzó a caminar, sentía que la conocía de algún lugar aunque al mismo tiempo estaba tan seguro de nunca antes haberla visto, ¿Cómo olvidarse se aquella bella muchacha? ¿Cómo olvidar esos ojos color miel?

Continuo su recorrido, ya había superado el centro de aquel pasillo, estaba muy cerca del final, debía alcanzarla, necesitaba saber quien era y porque se encontraba en aquel sitio, sus pasos ya no eran cuidadosos, los charcos en sus pies hacían todo aun mas difícil, ya faltaba muy poco, pero repentinamente una grieta se abrió desde el suelo, los charcos comenzaron a succionarse con fuerza, y esta corriente lo arrastro a el mismo hacia lo mas profundo de aquel oscuro hueco misterioso.

El muchacho callo y callo miles de metros, todo comenzó a nublarse a su alrededor, todo empezaba a parecer tan irreal, ya no sentía su cuerpo mojado, ya no caía, todo estaba cambiando a su alrededor, solo continuaba la oscuridad de la noche, pero esta vez era en un contexto diferente, esta vez abordaba su placido descansar.

Pedro Suárez abrió sus ojos, demasiado confuso por aquel sueño, se acurruco sobre su cama y giro hacia un lado y hacia el otro, había sido todo tan real, es por eso que no pudo conciliar el sueño, luego de unos minutos decidió sentarse sobre su cama y comprendió que era necesario despejar un poco su cabeza.

Camino hacia la ventana, observo por ella las tranquilas calles de su barrio, era todo tan solitario, al parecer seria difícil despejarse de tan real pesadilla, observo hacia su habitación, en ella todo tenia un común orden, el respaldo de su cama se apoyaba sobre una de las paredes, a su lado una mesa de luz con un viejo velador y recostada por sobre la derecha de este, una linterna de metal la cual utilizaba como precaución ya que en aquel verano los cortes de luz eran muy frecuentes. Hacia el otro lado de su cama un gran ropero marrón de tres puertas y algunos cajones ocupaba casi toda su pared.

Sobre la misma pared de este ropero, se encontraba la puerta, Pedro se dirigió hacia ella y luego encamino su rumbo hacia las escaleras, comenzó a bajar lentamente, aun se encontraba algo mareado y las imágenes de aquel sueño todavía lo abrumaban, sobre todo aquellos ojos tan penetrantes, tan inolvidables.

El joven entro al baño, prendió la canilla y mojo su cabeza, luego miro hacia el espejo y allí volvió a ver la cara de la joven, estaba clavada en sus pensamientos, no podía despejarse, luego se dirigió hacia su cocina, tomo algo de agua y una vez mas fresco volvió a subir hacia su habitación.

Observo nuevamente por su ventana, la lluvia que caía durante la noche ya solo eran algunas gotas leves, todo parecía volver a la normalidad, el viento dejaba de soplar con fuerza y el frío dejaba de ser tal para regresar al clima pesado de verano, nada ni nadie pasaba por aquella vereda, solo se podían escuchar algunas gotas retrasadas en su caída, lentamente y suavemente generando una gotera algo molesta.

Pedro de solo diecisiete años de edad, al día siguiente retomaría sus estudios, seria el primer día de clases de una nueva etapa, tras los trágicos hechos del fin de año anterior donde algunos de sus compañeros causaron estragos en el colegio y luego se dieron a fuga, quedaban muchas incógnitas para el día siguiente, ¿Quien ocuparía los lugares vacíos que dejaron los fugados? ¿Alguien tendrá nuevas noticias sobre su paradero? ¿Cómo se encontraran sus amigos tras todo un verano de encierro sin verlos? Todas estas preguntas no tendrían respuesta hasta el instante en el que los vuelva a encontrar.

El joven moreno, había permanecido todo el verano aislado tras estos sucesos ya que uno de los fugados era su mejor amigo, quien se enfrento a el durante esa jornada y lo traiciono para luego abandonarlo diciéndole que todo lo hacia por su bien, lo cual el nunca pudo perdonarle, deseaba saber de el, pero al mismo tiempo necesitaba despejarse, concentrarse en algo nuevo, aislarse del mundo por un tiempo y es por esto que durante todo el verano no mantuvo contacto con ninguno de sus amigos ni nada que tenga que ver con su colegio.

Volvió a recostarse, observo su reloj y se alarmo al descubrir que ya eran las tres y cuarto de la madrugada, tenia muy poco tiempo para poder conciliar su sueño, dio algunas vueltas, paso de taparse a destaparse y nuevamente a taparse varias veces pero nada lo lograba conciliar el sueño, decidió sentarse una vez mas, ir a observar hacia su ventana, nada ocurría, dejo una parte de esta entre abierta para que los sonidos del ambiente de su barrio lo pudiesen dormitar, pero nada funcionaba.

Giro su cuerpo y encamino su recorrido de regreso hacia su cama, era demasiado frustrante la sensación de insomnio tras aquella pesadilla, era demasiado incomodo, sobre todo sabiendo que en pocas horas debería volver a levantarse y tendría una larga jornada, pero al parecer su cuerpo se empecinaba en mantenerlo despierto.

Se quito su calzado, respiro profundamente cerrando sus ojos y observando su cama con fastidio se arrodillo en ella para luego comenzar a acomodarse, pero repentinamente un sonido inquietante provino de las calles, un vehiculo a gran velocidad doblaba por la esquina de su casa, Pedro decidió de un salto volver hacia su ventana y observar que le sucedía a aquel sujeto, quien según sus propias conjeturas era un ebrio a punto de chocarse ayudado por el asfalto mojado.

La situación observada fue mayoritariamente peor a lo que el creía, una joven muchacha de aspecto desarreglado, herida, agitada, corría por delante de aquel vehiculo, estaba siendo perseguida, se encontraba desesperada, detrás de ella un vehiculo negro con sus vidrios paralizados intento frenar tras doblar sobre la esquina de su cuadra, pero tras los mencionados efectos del asfalto mojado sus ruedas patinaron y se estanco directamente sobre la boca de tormenta que se hallaba a pocos metros de su casa.

La joven continuo corriendo, tras darse vuelta y observar que sus perseguidores tuvieron un percance, decidió doblar hacia la derecha, pero en ese preciso momento, de dentro del vehiculo, dos sujetos de traje salen furiosos y la observan, uno de ellos saca en cuestión de segundos un revolver e instantáneamente le dispara a la joven tres veces.

Esta situación aterro a Pedro, quien se escondió detrás de la pared de su habitación sentado por debajo de su ventana, su pecho estaba agitado, tenia temor que aquellos extraños hombres lo pudiesen ver, espero unos minutos y luego de calmar un poco su nerviosismo se fue asomando poco a poco hasta poder ver como seguía todo allí.

Extrañamente todo había cambiado, todo se había tornado en un clima natural, normal, calido, sin rastros de nada ni nadie, no había vehiculo estancado, ni extraños hombres, ni sonidos, ni la joven desesperada, nada de eso se encontraba allí, había desaparecido todo con tanta rapidez como había ocurrido en su aparición.

Pedro no comprendía como pudo pasar aquello, pero encontró la solución lógica, o al menos dentro de su lógica durante aquellas horas de la madrugada, lo cual el creía que se trataba del producto de su propia imaginación, tras la pesadilla, tras las pocas horas de cansancio, tras la presión por el día siguiente, era demasiado real, pero demasiado irreal como había ocurrido, quizás el joven estaba enloqueciendo minuto a minuto, rasco su cabeza, revolvió sus cabellos despeinados y volvió a recostarse en su cama, era evidente que ahora si debía descansar y pactar con el sueño una tregua para poder dormir profundamente aquellas pocas horas restantes.

Esta vez al errar sus ojos todo era tan calido, poco a poco el sueño se iba apoderando de el, como un hechizo, como si estuviese siendo hipnotizado por una fuerza mayor, ya no sentía las goteras producto de la lluvia recientemente caída, ya no sentía aquella brisa que entraba por su ventana y tampoco el pesado calor de verano, ya no sentía nada de ello y tampoco vivía en pesadillas, solo sonreía mientras su cuerpo se elevaba en la nada misma, en el vacío en la profundidad mas calida y reconfortante que siempre lo acobijo, en cansancio pacto con el sueño y ambos le dieron su merecido descanso.

Todo era tan perfecto, tan despreocupado, tan único cuando se encontraba en la profundidad de aquel vacío, siendo cobijado por los brazos del descanso, solo una imagen aparecía en su mente que daba vueltas una y otra vez entre tanto vacío, aquellos ojos color miel, aquella tan penetrante mirada, tan única, tan especial, la cual transmitía tanta paz, era lo único de todo aquello que su inconciente pretendía recordar, lo mas bellos y seguro de todas sus experiencias durante la noche anterior.

Pero poco a poco, esa sensación de profundo descanso eterno comenzó a dispersarse dándole paso a los sentidos, despertando uno a uno, volvió a sentirse en aquel colchón, volvió a sentir que esa sabana lo cubría, volvió a sentir aquel frío y ese sabor a humedad que penetraba en su piel, recordó donde se encontraba, los sonidos nocturnos, las escasas gotas de lluvia retrasadas que aun caían apoyándose unas a otras en aquel suicidio desde el precipicio de los tejados, su cabeza dejaba de lado una vez mas el misterioso inconciente y solo recordaba lo que el sabia en aquella realidad. Se encontraba allí recostado luego de una noche turbia, compleja, luego de tan real pesadilla y de aquella atroz imagen de los sujetos que perseguían algún ser desconocido, pero finalmente, cuando callo en esa realidad poco a poco se percato que alguien tocaba su hombro, alguien deseaba que el despierte pero por la forma de hacerlo, no se trataba de su madre.

-¡Despierta, despierta niño!- Pedro poco a poco fue abriendo sus ojos, en aquella oscuridad vislumbraba una figura, no parecía conocerla, era una mujer, una joven muchacha, quizás algo mas grande que el pero no por mucho, ella era alta, bella, de cuerpo delgado, tez blanca, y largos y finos cabellos rojizos, de un fuerte colorado, muy llamativos, poseía una mirada seductora y unos labios hipnotizantes, pero todo esto se encontraba envuelto en una extraña expresión de terror y desesperación, de miedo y de paranoia singular.

El joven muchacho dio un salto luego de despertarse desconcertado por aquella situación, una bella colorada había entrado por la ventana de su habitación para luego despertarlo desesperada, a cada minuto aquella noche se volvía aun mas extraña y singular, esa noche con el correr del tiempo nunca seria olvidada.

Pedro se sentó en su cama y rápidamente prendió el velador que se encontraba a su lado, mientras la chica desconocida le pedía desesperada que haga silencio. En ese momento el pudo observar algo que en la oscuridad de la noche no se había percatado, la joven se encontraba golpeada, su piel estaba llena de raspones y moretones, su aspecto era desprolijo y la fuerte lluvia nocturna dejo sus vestimentas mojadas, lo cual provocaría que con el correr del tiempo se enferme.

-¿Quién eres?- Pedro tartamudeaba nervioso al hablar con aquella extraña chica, se sentía extraño en aquella situación y al haberse despertado hacia instantes aun lo desconcertaba mas.

-Mi nombre es Yessica, pero eso es lo menos importante, por favor niño me tienes que ayudar, tu eres el único que vio lo que sucedió, no confío en nadie, mi familia corre peligro- La chica pelirroja parecía muy asustada y a cada palabra un nudo de tensión se apoderaba en su interior.

-No entiendo a lo que te estas refiriendo, yo no eh visto nada, ni siquiera te conozco-.

La chica colorada parecía aun mas nerviosa, sentía que el tiempo pasaba muy rápido y que no podía perder ni un segundo mas, se incorporo una vez mas y se dirigió hacia la ventana para luego observar hacia las calles de la esquina, a su derecha, como recordando alguna situación.

-Yo te pude ver, asomado por tu ventana, rápidamente te escondiste, me viste corriendo mientras aquel vehiculo negro me perseguía, doble por la esquina para perderlos y ahí me dispararon, una vez que los perdí de vista rápidamente regrese hacia aquí, viste todo lo ocurrido, eres el único que me puede creer, esa gente va a matar a mi familia, te ruego que me ayudes, me encuentro sola-.

Pedro poco a poco fue despabilándose y comprendiendo aquella situación, esa chica era a quien perseguían los hombres que vio en su ventana poco antes de dormirse, todo comenzaba a coincidir, en ese momento el joven se reincorporo y camino hacia su armario, de allí saco rápidamente una remera negra y estiro su brazo hacia ella.

Ella giro su cabeza y observo secamente a Pedro, -¿Te estoy pidiendo ayuda y tú me entregas una remera? No te comprendo niño, no entiendes mi desesperación, creo que me estoy equivocando en pedirte ayuda a ti, será mas simple si voy a buscar por mis propios medios a mi familia-.

Yessica se dirigió hacia la ventana y quiso bajar por ella, pero en ese momento el joven muchacho rápidamente la freno y le pidió disculpas, el pretendía hacer tiempo, retenerla en su casa para que no corra peligro, el era alguien honesto y siempre deseaba enfrentar todo con buenas intenciones.

-Te lo ruego, debes quedarte aquí, allí te están buscando, te quisieron matar, llamaremos a las autoridades policiales, ellos sabrán que hacer y salvaran a tu familia-.

La bella colorada sonrío por primera vez en la noche, con sarcasmo y burla por las palabras de su acompañante, -¿Tú piensas que ellos salvaran a mi familia? Si yo creyera en ellos en este momento no estaría aquí hablando con un desconocido que le teme a la vida como tu, ya te lo dije no puedo confiar en nadie, la comisaría de nuestra ciudad esta repleta de corruptos asociados con la mafia local, solo buscan su propio provecho-.

-Esta bien, lo comprendo, es difícil esta situación, debes comprenderme a mi, pero intentare ayudarte si eso es lo que quieres, pero primero te ruego que te pongas esta remera seca, creo que antes que nada lo mas importante es tu salud, te daré abrigo- Pedro abrió su armario una vez mas y saco de allí una campera de finas telas negra con una capucha en su parte superior, la cual la podría proteger de una futura lluvia.

Ella de mala manera recibió las vestimentas que el muchacho le ofreció, mientras que el comenzó a ponerse sus respectivas zapatillas, para luego buscar una nueva campera la cual esta vez seria para el.

Una vez encontrada, giro su cabeza para ofrecerle el baño de su hogar a Yessica el cual podría utilizar para lavar sus heridas y colocarse aquella remera, pero en ese momento Pedro con gran timidez y nerviosismo volvió a correr su mirada ya que ella se encontraba cambiándose allí delante de el, dando a conocer su bella figura con la cual el muchacho quedo impresionado e hipnotizado.

Ella comprendió que el joven muchacho la acababa de observar e inmediatamente se enfureció con el, -confíe en ti, perdí tiempo en cambiarme de vestimenta ya que parecías amable y por lo que veo solo lo haz hecho para mirarme, eres despreciable, no se como pude confiar en ti, yo me largo de aquí-.

Yessica se coloco la capucha y se dirigió hacia la ventana, cruzo por ella y poco a poco fue deslizándose hacia el piso anterior, para luego saltar de allí y llegar hacia la vereda de manera tranquila sin recibir golpes ni hacer demasiado ruido, para que nadie se percate de su presencia en aquel lugar.

El joven se quedo paralizado por unos segundos por la rápida desaparición de la bella colorada, pero sacudió su cabeza tras la confusión y al instante decidió seguirla, bajo al igual que ella por la ventana de su habitación, pero al saltar resbalo con un pequeño charco de agua y provoco un gran tumulto sobre la calle, los perros de algunos vecinos comenzaron a ladrar, el se mantuvo en silencio contra la pared de su hogar durante unos segundos hasta que estos finalmente se calmaron y a noche comenzó a simular tranquilidad.

Al asegurarse que nadie lo vería el corrió hacia la esquina siquiera de su cuadra en busca de Yessica la cual también se había escondido tras la caída de Pedro, al llegar a ella agitado le pidió disculpas diciéndole que no había sido su intención observarla, que el solo quería ayudarla de la mejor manera posible y que debía tomar todo aquello con mayor calma.

La joven colorada molesta por tanto alboroto en tan poco tiempo continuaba observándolo con desprecio, aun los gestos de desesperación la invadían y sin prestarle mayor atención ella continuo camino.

Pedro nuevamente opto por frenarla llamándola por su hombro, ella nuevamente furiosa se dio media vuelta pero ya con gran fastidio y sin ganas de escucharlo hablar, -Por favor, tienes que replantearte esto, es peligroso, nosotros dos en este momento no podemos hacer mucho, debes hacerme caso, avisémosle a mi madre, alguien mas tiene que ayudarnos, espera hasta mañana, todo va a salir bien pero no tienes que irte de esta forma, no sabes lo que puede pasar-.

-Ya lo comprendo, tienes miedo de esto, te comprendo, encontrarte a tu a sido solo una perdida de tiempo, vuelve a tu hogar niño, pensé que estábamos predestinados a encontrarnos de aquella forma, confiaba en ti, pensé que ciertamente por algún motivo nos habíamos encontrado, pero me equivoque, no me sigas, no me frenes, mis padres pueden llegar a morir y contigo o sin ti voy a salvarlos de todo este terror, no te das cuenta que ya no puedo perder mas tiempo, me canse de ti, eras lo único que tenia, pero se termino-.

Yessica tras estas palabras dio media vuelta y se alejo corriendo, dejándose perder en la profundidad de la noche luego de doblar la esquina, mientras que Pedro paralizado recordó la ultima imagen de la bella colorada, quien antes de irse dejo ver como unas leves lagrimas caían por su bello aunque cansado rostro.

Ella tenia razón y el la había dejado ir, sola, sin nadie que la pueda ayudar, con su familia en peligro, con un grupo de policías corruptos aliados a una mafia local, con golpes, angustia, pero llena de ira, ella se había alejado sola de allí, pero lo peor de todo ere el hecho de que el la haya dejado alejarse sin detenerla, sin seguirla, solo dejándola ir.

Ella sentía que estaban predestinados a encontrarse, que por algo el destino había sido el causante que el se asome por la ventana justo en el momento que ella pasaba por allí, pero ahora que se había ido, el ya no sabría como encontrarla.

Con su cabeza agachada regreso hacia su hogar, observo la ventana abierta de su habitación y siguió lamentando con tristeza la posibilidad perdida de ayudar a aquella chica que tanto necesitaba de el, luego comenzó a subir rápida y silenciosamente por aquella pared ya que el deseo de Yessica era no ser encontrada por nadie.

El muchacho cerro la ventana una vez dentro y comenzó a sacarse las zapatillas para luego recostarse una vez mas en su cama, ya faltaba poco para que amaneciera y un nuevo día llegue a su vida, pero el siguiente día no seria un día mas, el pretendía luego de su primer jornada escolar emprender la búsqueda de ella, sea como sea, debería encantarla y ayudarla, enfrentarse contra quien se deba enfrentar, pero ya lo tenia decidido, no la podía dejar, ella lo necesitaba y el era el único que podía hacerlo.

El sueño volvió a apoderarse poco a poco de el, tanta presión durante aquella noche de tormenta, tantas decisiones complejas, habían agotado su mente, sus sentidos comenzaron a dispersarse, la nada misma volvió a apoderarse de el y dejarlo relajar, lejos de toda pesadilla, lejos de toda aventura, lejos de todo pensamiento, donde la única imagen que percibía su inconciente era la de unos ojos, la de aquellos ojos color miel, tan bellos, tan dulces, tan inolvidables y atragantes, los ojos de aquella chica desconocida, los de la mujer soñada que soñó sin conocer, pero quien el destino por algún motivo en aquel momento decidió que apareciese en su vida.